La gente está que trina. Sólo hay que darse una vuelta por las redes sociales para ver fotografías de ciudadanos quejándose de la limpieza, calle llenas de micciones y excrementos de «zambomberos» que ocupan este mes las calles de nuestra ciudad.
Jerez se transforma en diciembre y durante un mes vienen personas de todos los lugares a presenciar nuestra forma de vivir la navidad. La fiesta ha crecido mucho en los últimos años, no así las infraestructuras o la inversión en ella, que no ha crecido o peor aún, ha descendido, sólo hay que mirar hacia arriba en un paseo por el centro y ver el alumbrado de este año.
Hoteles rozando el 100% de ocupación, restaurantes incrementando la plantilla para acoger el aumento de clientes, peñas y hermandades dando un empujón a su economía o pastelerías haciendo su particular agosto, una fuente de ingresos para la ciudad abandonada por sus dirigentes.
En busca del baño perdido
Si miramos un poco a nuestro alrededor, podemos ver por ejemplo en el carnaval de Cádiz, el ayuntamiento facilita la micción de todos los asistentes con puntos de WC públicos repartidos por toda la ciudad o, sin salir de nuestro Jerez, allá por mayo en nuestra feria del Caballo, donde además del que exigen a cada una de las casetas, en las zonas comunes se instalan módulos de waters públicos para acoger la gran demanda.
Zambombas en plazas o locales con cientos de personas y con tan sólo un par de WC. Colas insoportables que hace que tengas que decidir entre hacer «pipí» en el primer callejón o hacértelo en lo alto y que tu cuerpo entre en calor en estos días de tan bajas temperaturas. Lo de la multa ni lo piensas, es una necesidad biológica y necesitas expulsarlo, como sea y casi donde sea.
Y no, los bares no tienen porqué soportar este vacío, los baños son para sus clientes, no para la zambomba que se ha montado en su puerta o el que está pasando por delante con la botella de vino en la mano. Que sí, que ellos se benefician económicamente, pero no por ello tienen que acoger a todos en su orinal.
En Semana Santa volveremos a hablar de lo mismo
Esto no es nuevo, ni es la primera ni será la última vez, volverá a pasar en marzo cuando la ciudad se vuelva a transformar esta vez para la Semana Santa y no haya ningún WC público para acoger las micciones de las miles de personas que, en un palco o en cualquier esquina de la carrera oficial, pasarán horas viendo cofradías o formarán parte de ellas.
Tan difícil no es darle solución a esto, no hay que hacer un estudio ni contratar a un asesor con conocimientos específicos para saber cual es el problema e intentar darle solución. Siempre he pensado que un ayuntamiento habría que gestionarlo como una empresa sabiendo que, en esos campos donde más dinero te genera, es donde más habría que invertir, pero no, desgraciadamente no se hace así…